"¿Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer?
según es tu merecer?
¿Quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber?;
pues que para nos valer
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
que no le falte saber?;
pues que para nos valer
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
¡Oh, Madre de Dios y Hombre!
¡Oh, concierto de concordia!
Tú, que tienes por renombre
Madre de misericordia,
pues para quitar discordia
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
Tú, que por gran humildad
fuiste tan alto ensalzada
que a par de la Trinidad
tú sola estás sentada.
Y pues tú, Reina sagrada,
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
Tú, que estabas ya criada
cuando el mundo se crio;
tú, que estabas muy guardada
para quien de ti nació,
pues por ti nos conoció,
si nos vales
fenecerán nuestros males.
Tú, que eres flor de las flores;
tú, que del cielo eres puerta;
tú, que eres olor de olores;
tú, que das gloria muy cierta,
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio en nuestros males."
Reina del cielo. Canto del siglo XV a la Virgen María.
Versión de Juan del Encina:
https://youtu.be/mWLMLlwGupM
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