DOLOR: “ _Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron._ ” (Jn1, 1-18)
Nació en medio de la pobreza, encontró cerrados esos corazones que Él pretendía abrir y nació, en el alma de José, un inesperado dolor.
¡Cómo iba a pensar, el buen José, que nadie quisiera recibir al Hijo de Dios!
En su pecho paterno asomaba la tristeza por no encontrar digno cobijo para que su esposa, María, alumbrara al Salvador.
El noble corazón de José se resentía por no poder dar lo mejor a Dios.
GOZO : “Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre.”. (Lucas 2, 16-21)
Pero fue Dios quien eligió ese lugar y esa pobre condición, y también fue Dios quien premió el desvelo y la angustia de José: los humildes pastores se presentaron ante el Niño y les revelaron el milagroso anuncio de los ángeles del divino nacimiento.
Y el dolor de san José se transformó en sonrisa, una sonrisa que alcanzó a su alma, un premio que solo alcanzan, como tú, José, quienes solo buscan lo mejor para Dios.
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