DOLOR :
_El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.__ (Mt 2,13).
¡Oh, buen san José!, tu alma volvió a saborear la amargura de tener que buscar un nuevo hogar para la Madre y el Niño; tuviste que huir de las sombras de una muerte que acechaba a tu hijo y proteger a María, tu esposa. ¡Cuánto amor habría en tu corazón para soportar este nuevo dolor!, un amor vestido de cruz que solo pueden llevar corazones como el tuyo, corazones entregados, corazones elegidos.
GOZO :
_Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dice el Señor por el profeta: "De Egipto llamé a mi hijo_ " (Mt 2,15).
Y en esos misteriosos, a veces oscuros, caminos por los que Dios te llevó, glorioso san José, Dios siempre te tenía reservada una esperanza que diera luz a tu dolor.
Los santos pies del Niño, a tu abrigo y al de María, pisaron la pagana tierra de Egipto y los ídolos cayeron a tierra ante la Sagrada Familia.
Verte en tan santa compañía, cómo Dios se abría paso entre la idolatría, reavivó esas inextinguibles brasas de amor que guardabas, José, en tu corazón.
Y mayor fue la alegría al saber que volvíais a vuestra tierra cumpliendo, así, la profecía.
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