(6 de octubre de 2002)
Tal día como hoy, se celebró el que un nuevo santo, San Josemaría, ocupara uno de esos tronos que Dios tiene reservado en el Cielo.
Ya saboreó las mieles divinas instantes después de su muerte, pero faltaba ese reconocimiento universal, ese eco de la Iglesia, que lo proclamara santo, es decir, digno hijo de Dios y modelo a seguir para alcanzar el Cielo.
Y como esa noche en la que los ángeles revistieron de gloria el cielo al anunciar el nacimiento del Mesías, así, tal día como hoy el Cielo mostró a la tierra el gozo porque un hijo suyo, san Josemaría, alcanzara el premio merecido siguiendo ese camino que Dios le reveló.
Doy las gracias por este día, y las doy porque cuando necesite ayuda, encontraré un nuevo intercesor (san Josemaría) que me ayude a encontrar los caminos divinos de la tierra, esos mismos que le llevaron a él a ocupar un trono en el Cielo.
¡LAUS DEO!
Madrid, España.
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