Señor, te doy gracias porque con el poder de tu amor estimulas mi
corazón para mantener ardiendo la llama de la esperanza y sentirme protegido
por Ti.
Quiero velar siempre por mis acciones, que estén dirigidas a hacer
el bien para que, cuando vuelvas, encuentres en mí un discípulo lleno de Ti.
Líbrame de la vanidad, de todo tipo de orgullo y malas
inclinaciones que puedan entorpecerme el camino y perder así el norte de tu
estrella.
Ayúdame a estar unido a tu gracia, venciendo las tentaciones del
maligno enemigo fortaleciéndome con el poder de tus divinos Sacramentos
No es cualquier cosa la que está en juego, es mi alma, un alma que
se ha ido manchando por mis pecados, por mi falta de amor y dureza de mi
corazón.
Que mi corazón sea vasija viviente del Espíritu Santo y me libre
del deseo de buscar caminos fáciles lejos de Ti: fama, fortuna, placeres y
vanidades.
Que torpeza la mía cuando caigo en apegos terrenales. Por ello,
confío en tu guía, en que me has entregado a un ángel que me orienta y me
fortalece.
Invoco tu auxilio divino para que me des la gracia de mantenerme
unido a Ti a través de ese hilo invisible de tu amor y de tu compasión.
Amén
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