Lo que, desde hace siglos el pueblo celebraba,
y la Iglesia un 1 de noviembre de 1950
en pliego se firmó lo que, sus hijos en su corazón,
llevaban, rezaban y cantaban desde tiempo inmemorial:
¡Que eras, eres y serás Asunción gloriosa!
Traigo, sí oh Madre, por estas escaleras
por las que tú subiste al cielo bendito
lo que a mí me falta para alcanzar la eternidad.
Traigo, si oh Asunción Gloriosa,
en esta maleta de secretos profundos
las más bellas melodías de este tu pueblo glorioso
las más tiernas palabras de los hijos que te aman
las más sentidas oraciones que del corazón
cuando nuestras retinas te miran...brotan para Tí, Madre.
Permítenos, Asunción Gloriosa,
que construyamos una nueva escalera para Tí
y, cuando bajes por esos peldaños de nuestro amor,
permitas que besemos tus manos
y contemplemos esa corona que, aún todavía hoy,
refleja el esplendor y el fervor de tu subida.
Quiera Dios, Asunción Gloriosa,
que nunca falten bosques en este mundo
para del mejor roble que la naturaleza nos brinde
hacer una y otra vez, y nunca cansarnos,
peldaños que nos ayuden a nunca olvidar
que, cada 15 de agosto, en fiesta patronal
besándote, se actualiza este Misterio
contemplándote, nos enamora tu beldad
arrimándonos, sentimos lo que Tú como Madre,
sientes y vives ya en los cielos.
Traigo, ante Tí, Asunción gloriosa...
!Tantas cosas traigo para Tí, en esta maleta!
Que de entre todas ellas
me quedo con una frase esculpida en oro
¡ERES GLORIOSA Y ESO NOS BASTA!
Me quedo con otra, grabada en el corazón de tu Iglesia
¡ERES ASUNCIÓN Y ESO NOS EMBELESA!
Abre esas manos, Madre, que nuestros labios
no desean otra cosa que decirte:
¡QUÉ BELLA Y GRANDE ERES VIRGEN BENDITA!
Y es que, cada 15 de agosto, en ermita, parroquia,
pueblo, ciudad o catedral
se abre un boquete celestial
para sentir, vivir y ver a la Asunción Gloriosa.
Javier Leoz
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