¡Gracias por el don de tu humildad, tu misericordia y tu perdón!
Jesús, Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, tanto amas a
la humanidad que no sólo te rebajas a hacerte hombre, sino que eres el manso
cordero que cargas con los pecados de todos nosotros.
¡Gracias por el don de tu humildad, tu misericordia y tu perdón!
Quiero que mi vida de cada día esté limpia de pecado, nunca indigna
de un discípulo tuyo.
Te pido que toda mi existencia transcurra siempre en tu compañía, y
las últimas palabras sean repetir tu santísimo Nombre, JESÚS, el
Nombresobretodonombre.
Por el mismo Jesúcristo, Nuestro Señor. Amén
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