Jesús pide a cada adorador
de su Cuerpo Sacratísimo una cosa: reparar por los propios pecados y por los
del mundo entero. ¿Consolaremos a nuestro Dios que nos pide saciar su sed o
seguiremos en la indiferencia ante la pérdida de tantas almas?
Dijo la Santísima Virgen en
Fátima: "Muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique por
ellas". El infierno y la condenación eterna son reales, no metáforas.
Jesús padece una agonía que
durará hasta el fin del mundo. Esta agonía le produce una sed extrema: la
salvación de las almas. Él quiere asociarte en esta obra de amor y salvación.
No te obliga, pero te suplica tu "Fíat". Te ofrece un sorbo de su
cáliz. Une tus sacrificios al Sacrificio de Cristo. Adora y repara. Estarás,
unido a Él y con Él, redimiendo al mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma