Tema de actualidad
Satanás es el padre de la mentira, es la Mentira misma; y cuando
los hombres mentimos, no caemos en la cuenta de que estamos imitando al demonio
y nos hacemos sus esclavos, porque todo pecado nos encadena a Satanás.
Mienten los grandes y los pequeños, mienten los políticos y los
grandes de las naciones, y parecería que la mentira ya no se considera como
pecado, siendo que es el pecado más diabólico que hay, pues por la mentira del
seductor, Adán y Eva cayeron en el primer pecado, causa y origen de todos los
pecados, desgracias y males de la humanidad, y razón por la que el mismo Verbo
de Dios tuvo que venir a la tierra a inmolarse para salvarnos. Y simplemente
fue todo por una mentira.
Así como un acto bueno tiene repercusiones enormes que solo en el
Cielo veremos hasta qué punto ayudó a muchos hermanos; así también un pecado
tiene consecuencias desastrosas, y por eso la mentira destruye en primer lugar
a aquel que la profiere.
No hay mentiras “piadosas”, sino que siempre debemos decir la
verdad, porque quien miente tiene parentesco con el diablo, que es mentiroso
desde el principio.
Antes de mentir, quedémonos callados, digamos que no podemos
responder, ¡pero no mintamos!, porque la mentira es un pecado que enciende la
ira del Señor, que nos puede castigar no solo haciendo que seamos descubiertos
por nuestros prójimos, sino que nos vengan consecuencias muy feas para nuestra
vida y los nuestros, y además, en la eternidad nos espera el Infierno.
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