¿Quieres ayudar? Ayúdate primero tú.
Sólo los amados, aman, hasta la medida
de la gratuidad.
Sólo los libres, liberan.
Sólo son fuentes de paz, quienes están
en paz consigo mismos.
Los que sufren, hacen sufrir.
Los fracasados, necesitan ver fracasar a
otros, los triunfadores ayudan a crecer y a triunfar a los demás.
Los resentidos siembran violencia, los
que perdonan siembran fraternidad.
Los envidiosos destruyen, los humildes y
generosos edifican.
Los que tienen conflictos provocan conflictos
a su alrededor.
Los que no se aceptan, no pueden aceptar
a los demás.
Es tiempo perdido y utopía pura pretender
dar lo que tú no tienes. Debes empezar por tí mismo.
Motivarás a realizarse a tus allegados en
la medida en que tú estés realizado.
Amarás realmente al prójimo en la medida
en que aceptes y ames serenamente tu persona y tu pasado.
Amarás al prójimo como a tí mismo, en la
medida que te ames a ti mismo.
Para ser útil a otros, antes has de
saberte útil.
Sé feliz tú y tu familia, tus hijos, tu
círculo de amistades, tu centro de trabajo se llenará de tu felicidad.
Ser mejor padre, ser mejor madre, hijo,
hija, maestro/a, esposo/a, profesional, abuelo/a, tío/a, novio/a, vecino/a,
confidente, amigo/a, religioso/a, compañero/a, es... ser mejor persona.
Nuestras relaciones mejoran cuando con
responsabilidad nos mejoramos nosotros mismos.
P Ignacio Larrañaga
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