Señor Jesús necesito de tu consuelo, porque tú mismo has dicho que el
que esté abatido y agobiado que vaya a ti y tú le darás alivio y consuelo. Entonces
yo vengo a tus pies, abatido por los problemas de la vida y perseguido por los
enemigos, vengo a buscar alivio a mis pesares y sé que lo encontraré en tu
Corazón misericordioso. ¡Cuánto te amo, Señor, pero quisiera amarte mucho más!
El trajín de la vida moderna a veces me hace olvidar de ti y de que lo más
importante es vivir para agradarte y servirte, amándote con todas las fuerzas.
No permitas, Señor, que me condene, porque tengo muchos enemigos, los demonios
y los hombres malvados, que buscan mi perdición. Ten misericordia de mí, tú que
eres la Compasión hecha Dios. Yo quiero poder de mi parte mi buena voluntad y
por ello espero gozar de paz en el alma, pues los ángeles en Belén cantaron:
“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.
¡Ten misericordia de mí, Jesús mío!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma