1.-
Corregir con caridad: No
se puede corregir a una persona sin amor ni sin caridad. No se puede hacer una
intervención quirúrgica sin anestesia: no se puede, porque el enfermo moriría
de dolor. Y la caridad es como una anestesia que ayuda a recibir la cura y a
aceptar la corrección. Llamarlo personalmente, con mansedumbre, con amor y
hablarle.
2.- Corregir con la verdad: es necesario hablar con la verdad, no decir algo que no es verdadero. Cuántas veces, en nuestras comunidades, se dicen cosas de otra persona, que no son verdaderas, son calumnias. O si son verdaderas, se quita la fama de aquella persona.
2.- Corregir con la verdad: es necesario hablar con la verdad, no decir algo que no es verdadero. Cuántas veces, en nuestras comunidades, se dicen cosas de otra persona, que no son verdaderas, son calumnias. O si son verdaderas, se quita la fama de aquella persona.
Las habladurías
hieren; las habladurías son bofetadas contra la fama de una persona, son
bofetadas contra el corazón de una persona. Ciertamente cuando te dicen la
verdad no es lindo escucharla, pero si es dicha con caridad y con amor es más
fácil aceptarla...
3.-
Corregir con humildad: Si
tú debes corregir un defecto pequeño ahí, ¡piensa que tú tienes tantos más
grandes! La corrección fraterna es un acto para curar el cuerpo de la Iglesia...
Si tú no eres capaz de
corregir con amor, con caridad, en la verdad y con humildad, tú harás una
ofensa, una destrucción al corazón de esa persona, tú harás una habladuría más,
que hiere, y tú te transformarás en un ciego hipócrita, como dice Jesús.
"Hipócrita, quita primero la viga de tu ojo….". ¡Hipócrita! Reconoce
que tú eres más pecador que el otro, pero que tú, como hermano, debes ayudar a
corregir al otro.
Que el Señor nos ayude en este servicio fraterno, tan bello y tanto doloroso, de ayudar a los hermanos y a las hermanas a ser mejores y que nos ayude a hacerlo siempre con caridad, en la verdad y con humildad.
Que el Señor nos ayude en este servicio fraterno, tan bello y tanto doloroso, de ayudar a los hermanos y a las hermanas a ser mejores y que nos ayude a hacerlo siempre con caridad, en la verdad y con humildad.
(Homilía en
Santa Marta, 12 de septiembre de 2014)
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