María una vez en Medjugorje: "Yo estoy a la cabecera de los enfermos tal como estuve al pie de la cruz de mi Hijo Jesús (...) Queridos hijos, vuestro sufrimiento es también el mío. (...)
Cuando tengáis un sufrimiento, queridos hijos, no digáis: 'Jesús y María están lejos de mí'. No, queridos hijos: al contrario, estamos muy cerca de vosotros! Abrid vuestro corazón y comprenderéis cuán cerca de vosotros estamos".
Confiemos en María. No es una Madre lejana y despreocupada, pues entonces no sería Madre. Hasta del más mínimo detalle de nuestra vida se ocupa. Cobijémonos bajo su manto. Su manto no es un manto de tela, que pueda agujerearse, no. Es el del Espíritu Santo, manto lleno de luz y amor, donde el enemigo jamás podrá adentrarse.
Pongamos nuestro ser bajo ese manto, todas nuestras necesidades, familias, sacerdotes, pecadores, almas del purgatorio, enfermos. Todos bajo la maternal protección de Nuestra Señora.
Alejandro María
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