Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
ILÓGICO
¿Recuerdas el pequeño bonsai que estoy cuidando? Sí, ese que llevé a la sala de trabajo... El pobre no estaba nada bien.
Fue el tema de conversación en más de un recreo: que si tenía poca luz, que si era demasiado calor, que si necesitaba más agua... pero nada.
Un día, analizando las cuatro hojitas contadas que le quedaban, sor Ana me dijo:
-El arbolito no está muerto, está enfermo.
Entonces me propuso llevárselo a Antonio, el hombre que nos ayuda en la huerta, y que entiende muchísimo. Efectivamente, el diagnóstico fue claro: tenía una plaga. Inmediatamente le fumigó, echó un producto en la tierra, ¡de todo! Y me lo devolvió con una indicación estricta: prohibido hacerle nada en 8 días.
-¿¿Ni regarle, ni fumigarle con agua??
-¡Nada!, o le quitarás la medicina.
Ahora resultaba que la forma de cuidarle era abandonarle... ¿Tú sabes lo difícil que es no hacer nada? ¡Me resultaba ilógico del todo! Pero lo hice.
Ya han pasado los 8 días... ¡¡y empieza a estar realmente bien!!
Orando esto, el Señor me hizo ver que puede suceder lo mismo con nuestra alma. Podemos hacer mil cosas para que florezca... sin embargo, si actuamos por nuestra cuenta, improvisaremos mucho, y posiblemente acertaremos poco.
Cristo es el auténtico Jardinero, y te conoce por completo: “El modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones”. Nada de lo que te ocurre es extraño para Él, y, por muy caótico que sientas tu mundo, para Él nunca serás un “conjunto de problemas sin solución”: ¡Él sabe lo que te ocurre! Y Cristo no improvisa. Sabe en todo momento lo que necesita tu corazón, y está dispuesto a dártelo a manos llenas.
Tan solo una cosa es necesaria: que te pongas en Sus manos, que confíes. ¡¡Aunque te indique que estés 8 días sin regar!! Él sabe más y, sobre todo, Él te ama mucho más de lo que puedas imaginar... ¡ha entregado hasta la última gota de sangre por ti, para ser Él mismo tu medicina!
Hoy el reto del amor es ponerse en manos de Cristo. Te invito a que hoy entregues tu reloj al Señor. ¡Deja que Él marque el ritmo de tu día! Descubre un regalo de Su amor, ¡y disfrútalo! Encuentra una ocasión para amar, ¡y entrégate a fondo! Vive cada instante como una invitación de tu Jardinero, ¡que sueña con verte florecer!
VIVE DE CRISTO
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