Como cada 29 del mes, nos consagramos a San Miguel Arcángel
¡Oh, gran príncipe de los cielos, fiel defensor de la Iglesia, San Miguel Arcángel, yo, aunque indigno de comparecer ante ti, pero confiando en tu bondad propia y especial, vengo ante ti, en compañía de mi ángel de la guarda y en presencia de todos los ángeles del cielo por testigo de que yo tomo mi devoción hacia ti, te elijo hoy como mi protector y abogado particular y tengo la intención de honrarla firmemente como pueda.
Asísteme a lo largo de mi vida para nunca ofender a Dios ni de palabra, ni en los pensamientos. Defiéndeme contra todas las tentaciones del diablo, especialmente en relación con la fe y la pureza, y en la hora de la muerte de inculcar la paz a mi alma e introducirla a la patria eterna.
Amén
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