Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
PAN GRATIS
Durante los días en que todo ha estado nevado, los pájaros tenían gran dificultad para encontrar comida. Normalmente en la ventana de nuestra cocina siempre hay algún currusco de pan duro para ellos, aunque hay épocas del año en que no les resulta de gran interés... Sin embargo, estos días de atrás hemos podido llegar a ver 10 o 12 pájaros a la vez peleándose por el pan.
Era impresionante de ver y, cuanto más les ponías, más acudían, y siempre que volvías estaba vacío, por lo que les poníamos un poco más... ¡realmente tenían hambre!
Sin embargo, si querías contemplarlos, solo podías hacerlo a través del cristal, dado que, en cuanto abrías la ventana, aunque solo fuera para sacarles un trocito más, salían todos espantados. Ni siquiera esperando pacientemente a ver si alguno se acercaba con confianza lograbas verlos de cerca.
Aquello me impactaba mucho, porque me surgió a pensar: “Pero... si les estamos dando de comer... si solo les vamos a hacer bien, no les vamos a hacer daño...”. Y, sin embargo, ellos no se fían.
Realmente el Señor me regaló descubrir que también la naturaleza está herida en la gratuidad: aunque se lo estás dando todo gratis... ¡no confían!
Y cuántas veces nos pasa esto en la vida diaria. Cuando alguien nos da algo gratis nos extrañamos, e incluso a veces pensamos “qué querrá”, “qué esperará de mí a cambio”. Incluso muchos de nuestros actos son como un modo de pago en el que esperamos recompensar lo que los demás hacen por nosotros, o para que los demás piensen esto o aquello de nosotros, o un modo de ganarnos la confianza de los demás...
Y nos sucede también con el Señor. Es Él mismo quien experimenta esto con nosotros: que nos lo da todo gratis y, sin embargo, nosotros no nos damos cuenta o pensamos que a cambio pide algo de nosotros...
Sin embargo, el Señor nos ha llamado a algo mucho mejor. Él nos lo da todo simplemente porque nos quiere. Y no necesita que nosotros hagamos nada para conquistarnos su Amor. Él nos ama porque quiere amarnos, porque somos suyos, y nada más. Ni siquiera nos quiere a cambio de una respuesta de nuestra parte, lo que sucede es que sabe que, cuanto más cerca de Él estemos, más plena irá siendo nuestra vida. Y Él probará a abrirnos su ventana, a ganarse nuestra confianza, para que al fin entremos en Su casa, vayamos acogiendo su Amor y seamos siempre de los suyos. Él siempre seguirá amándonos por más lejos que nos hayamos llegado a ir, porque no sabe hacer otra cosa que no sea Amor.
La gratuidad es sentirse hijo y no esclavo, y el que es hijo es libre, porque se sabe querido por ser quien es, de modo que puede ser él mismo sin miedo al rechazo. Así es su Amor, un amor que libera, que quita el miedo, que llena de sentido mi propia vida.
Hoy el reto del amor es soltar las “deudas” en Cristo. Aquellas cosas por las que crees que debes pagar, o aquellas tallas que tú mismo u otros te han puesto... todo eso déjaselo a Él. Deja que te libere de cualquier temor, déjate querer gratuitamente por Él y, sencillamente... ¡vive!
VIVE DE CRISTO
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