Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
SEGURO QUE HAY ALGUIEN...
Todas las noches, antes de ir a dormir, bajo a cerrar la puerta que da a la huerta. Ayer, cuando empecé a bajar la escalera, comencé a oír la voz de un hombre hablando, acompañado de una música de fondo. Bajé dos escalones más y vi que la sala por la que tenía que pasar tenía la luz dada.
No soy muy miedosa, pero me empecé a cuestionar qué estaba pasando, ¿habría alguien? “Seguro que no”, me decía para seguir caminando, pero... sí que pudo más el miedo, y llamé a Lety.
Le pedí que esperase arriba por si acaso, ¡solo saber que estaba me daba seguridad Ella oía las voces también; bajé, abrí la puerta de la sala y... ¡no había nadie! Solo que por la tarde, después de estar trabajando, fuimos a dar un paseo y volvimos por otro camino; no nos acordamos de que nos habíamos dejado una charla de un sacerdote puesta a todo volumen y la luz se quedó encendida.
Quedó en una anécdota, pero me hizo pensar sobre el miedo. El miedo, por lo general, es un “fantasma” que a todos nos acecha de alguna manera: miedo a un cambio, a una amenaza, a una situación... nos habla muchas veces de un futuro que no ha llegado y que no sabemos si será como imaginamos.
Es Cristo el que sale a tu encuentro ante tus miedos. Es Él el que transforma la incertidumbre en Paz, pues está a tu lado, ahí, en la escalera, contigo, y te tiende la mano para que puedas seguir caminando, para que puedas afrontar lo que te paraliza y descubras que solo es una luz olvidada o una charla encendida.
Ante tus miedos tienes dos caminos: dialogar con ellos y dejar que te paralicen o dialogar con Cristo, saberte acompañado por Él y, juntos, ir bajando “peldaños”.
Hoy el reto del amor es que dejes que Cristo entre en tus miedos. Deja que se ponga a tu lado en la escalera, descansa sabiendo que está contigo y da el siguiente paso con Él ante esa situación que te paraliza.
VIVE DE CRISTO
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