Bajo el peso del dolor, a ti, querida santa Rita, yo recurro
confiado en ser escuchado. Libera, te ruego, mi pobre corazón de las angustias
que lo oprimen y devuelve la calma a mi espíritu, lleno de preocupaciones.
Tu que fuiste elegida por Dios como abogada de los casos más
desesperados, obtén la gracia que ardientemente te pido [pedir la gracia que se
desea].
Si mis culpas son un obstáculo para el cumplimiento de mis deseos,
obténme de Dios la gracia del arrepentimiento y del perdón mediante una sincera
confesión.
No permitas que durante más tiempo yo derrame lágrimas de amargura.
Oh, santa de la
espina y de la rosa, premia mi gran esperanza en ti, y en todas partes daré a
conocer tu gran misericordia con las almas afligidas.
Oh Esposa de Jesús
Crucificado, ayúdame a bien vivir y a bien morir.
Amén.
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