San Miguel ha de representar asimismo un papel muy importante en
los últimos tiempos del mundo, según consta de
varios pasajes de la Sagrada Escritura. Ya apareció bien claro en el texto
precedente de Daniel, así como en aquel otro del capítulo 12 del Apocalipsis,
que, según la interpretación más común, se ha de referir, y con razón, a los
últimos grandes acontecimientos del mundo: «Y se dio una gran batalla en el
cielo; Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón». Si, pues, a este santo
Príncipe de las milicias celestes, que tanto relieve parece ha de tener en la
postrera época de la humanidad terrestre, le encargan la devoción al Corazón de
Jesús ¿será, acaso, porque ella haya de tener gran relación con los últimos
sucesos de la Iglesia viadora?
San Miguel con mucha propiedad ha sido encargado de los asuntos del Sagrado Corazón, por el carácter típico con que nos lo presentan las Sagradas Escrituras y la tradición cristiana, a saber: valiente, bizarro, intrépido; amante fidelísimo de Dios, que no teme salir a pública liza por sus divinos derechos; debelador incansable del reino de Lucifer; fervorosísimo apóstol que con su actividad angélica contribuyó a mantener en el bien a los ángeles que permanecieron fieles; defensor aguerrido y perenne del reino de Cristo Nuestro Señor en la tierra; estas cualidades típicas de San Miguel deben constituir el núcleo fundamental de las almas entregadas al Corazón de Jesús; por eso este Príncipe celeste es un modelo admirable. De aquí que los primeros apóstoles de esta devoción en España tuviesen tanto amor a San Miguel, tan íntima comunicación con él, y tantos beneficios y socorros en sus luchas por el reino del Sagrado Corazón recibiesen de este Arcángel.
Del libro "LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS" de Por Florentino Alcañiz, S. J.
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