San Francisco de Sales nos responde..."Las clases de gente que
necesitan comulgar a menudo son:
Los perfectos, porque no deben alejarse de Aquel que es
fuente y manantial de su perfección y los imperfectos, para que puedan aspirar
a la perfección;
Los fuertes para no debilitarse y los débiles para
fortalecerse;
Los enfermos para sanar y los sanos para no enfermar…
Y en cuanto a ti, imperfecto, débil y enfermo...
Debes comulgar frecuentemente
para recibir a Aquél que es tu perfección, tu fuerza y tu médico.
Los que tienen poco trabajo, necesitan comulgar
frecuentemente porque les sobra tiempo y la ociosidad es peligrosa para el
espíritu, y los que están muy atareados,
por la necesidad de alimento que requiere un arduo trabajo.
Digan a los que les pregunten, que comulgan a menudo para
aprender a hacerlo bien, porque es imposible hacer algo bien
si no se practica con mucha frecuencia.
Comulguen a menudo, lo más a menudo que puedan.
Creedme, si las liebres en las montañas se vuelven blancas en
invierno de tanto ver la nieve, así ustedes también, de adorar y comer la misma
hermosura, bondad y pureza
en este divino Sacramento, llegarán a ser hermosura, bondad y
pureza.
QUE MI ALMA SE ENAMORE DE TÍ, JESÚS EUCARISTÍA!
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