Santa Catalina de
Siena: “Quien arde se consume en esta Caridad, no piensa en sí”. No ama
la propia satisfacción ni quiere gozar de sí en sí mismo, como hace el egoísta
que no ve más que a sí mismo y su comodidad y su futuro; al contrario quien hace
la caridad desea vivir para los demás y consumirse por los demás en el amor
dulcísimo de Jesús crucificado, y no quiere otra cosa que la felicidad de todos
en Dios....
La causa de Dios y
de su Iglesia no se sirve mas que con una gran caridad en la vida y se
demuestra con los hechos. No penetraremos en las conciencias, no
convertiremos la juventud, no traeremos los pueblos a la Iglesia, sin una gran
caridad, y un verdadero sacrificio nuestro en la caridad de Cristo. Hay
una corrupción en la sociedad espantosa; hay un desconocimiento de Dios
espantoso; un materialismo, un odio espantoso: sólo la caridad puede todavía
conducir a Dios los corazones y los pueblos y salvarlos.
Pero lo que hagamos
ayuda poco, o no ayuda nada, si no nos hacemos con la juventud, con las
escuelas o la imprenta; tenemos que prepararnos con gran amor de Dios y llenar
nuestro corazón y nuestras venas de la caridad de Jesucristo; de lo contrario,
todo será inútil. Abriremos un surco profundo, si tenemos una caridad
profunda.
¿Qué habría hecho
san Pablo sin caridad? ¿Qué habría hecho san Vicente de Paul sin caridad? ¿Qué
habría hecho san Francisco Javier sin caridad? ¿Qué habría hecho Benito
Cottolengo sin caridad? ¿Qué habría hecho el venerable don Bosco? Nada, nada,
nada sin caridad.
Sin caridad no
tendríamos apóstoles, ni mártires, ni confesores, ni santos.
SAN LUIS ORIONE
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