Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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lunes, 13 de junio de 2016

Una oración de sanación y liberación a San Antonio de Padua






Oh adorado San Antonio, el más gentil y amable de los Santos, por tu ardiente amor a Dios, tu excelsa virtud, y tu gran caridad hacia sus semejantes, te hicieron merecedor de poseer gran poderes milagrosos aquí en la tierra como no le fueron otorgados a ningún otro santo.
Los milagros aguardan en tu palabra, y esa palabra que está siempre dispuesta a pedir, a petición de los que atraviesan problemas y circunstancias difíciles.
La oración ansiosa de la amarga prueba nunca fue dirigida a ti en vano. A los enfermos les devolviste la salud; restauraste a todos los que algo se les había perdido; a los afectados por el dolor fueron objetos de tu tierna compasión; hasta los muertos elevaste a la vida cuando el corazón herido clamaba a ti desde el fondo de su amarga angustia.
Animado por este pensamiento, y convencido de la eficacia de tu santa intercesión, me arrodillo ante tu imagen santa y lleno de confianza, te imploro que me alcances la gracia de ...

(aquí mencionar el pedido).

La respuesta a esta oración puede requerir un milagro. Aun así, ¿no eres tú el Santo de los Milagros?
San Antonio amado, ven y ayúdame a sanar las heridas que han permanecido como causa de mis dolores no superados. Alivia mi corazón de este peso y sánalo del resentimiento que ha anidado dentro de mí
Oh gentil y amoroso San Antonio de Padua, cuyo corazón está siempre lleno de compasión humana, susurra mi humilde oración a los oídos del Niño Jesús, quien amaba quedarse en tus brazos.
Ven y libérame de toda carga emocional que me mantiene atado a un mundo lleno de dolor y frustración. Ven y libérame de toda pesadumbres y falta de ánimo para actuar con decisión.
Líbrame, Oh querido San Antonio, de las trampas mortales de mis enemigos y de las asechanzas del mal que rondan cuando me siento sin esperanzas.

Una palabra tuya y sé que lo que pido en mi oración será concedido. En el nombre poderoso de Nuestro Señor Jesucristo te lo imploro.
Amén.
Rezar el Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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