Santa Matilde rezaba
a la gloriosa Virgen María que se dignara asistirla con su presencia en
su última hora, cuando la Virgen le respondió: "Te lo prometo, pero
si rezas tres avemarías cada día.
En la primera te dirigirás a Dios Padre, que ha exaltado mi alma para darme un rango en el cielo y en la tierra, y le pedirás que yo esté presente en el momento de tu muerte para reconfortarte y alejar toda presencia adversa.
En la segunda te dirigirás al Hijo de Dios, que, en su sabiduría insondable, me dotó de tal plenitud de conocimiento y de inteligencia que gozo por la Santísima Trinidad, de un conocimiento superior al de todos los demás santos. Le pedirás también que llene tu alma, en la hora de tu muerte, de la luz de la fe y la ciencia, y que puedas ser resguardado de toda ignorancia y error.
Con la tercera te dirigirás al Espíritu Santo, que me inunda con su amor y le pides que esté presente en el momento de tu muerte, para derramar sobre tu alma la mansedumbre del amor divino. Así podrás superar el dolor y la amargura de la muerte, hasta el punto de verla cambiarse en dulzura y alegrías. "
En la primera te dirigirás a Dios Padre, que ha exaltado mi alma para darme un rango en el cielo y en la tierra, y le pedirás que yo esté presente en el momento de tu muerte para reconfortarte y alejar toda presencia adversa.
En la segunda te dirigirás al Hijo de Dios, que, en su sabiduría insondable, me dotó de tal plenitud de conocimiento y de inteligencia que gozo por la Santísima Trinidad, de un conocimiento superior al de todos los demás santos. Le pedirás también que llene tu alma, en la hora de tu muerte, de la luz de la fe y la ciencia, y que puedas ser resguardado de toda ignorancia y error.
Con la tercera te dirigirás al Espíritu Santo, que me inunda con su amor y le pides que esté presente en el momento de tu muerte, para derramar sobre tu alma la mansedumbre del amor divino. Así podrás superar el dolor y la amargura de la muerte, hasta el punto de verla cambiarse en dulzura y alegrías. "
Santa Matilde de Hackeborn (1241-1248) En Le Livre de la Grâce spéciale, 1° partie, ch. XLVII, Tours, Mame, 1921. Las tres "Avemarías" (en francés).
Recemos pues las 3 Avemarías. Con frecuencia lo hago y en especial en situaciones difíciles. La Mamá del cielo siempre acude en nuestro auxilio. Un saludo fraterno, Magda
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