Podemos decir
sin equivocarnos que el cristiano es un pecador perdonado, llamado por Dios a
la vida en el amor.
“Si el cristiano es un pecador perdonado –pregunta Matías–,
“Si el cristiano es un pecador perdonado –pregunta Matías–,
¿qué es
entonces el santo a quien los cristianos ponen como modelos de vida cristiana, en
los altares?”
El santo es también un pecador perdonado, que muy agradecido por el perdón de Dios, busca la manera de responder lo más generosamente posible a ese amor de Dios, a amar como él se siente amado por Dios.
San Ignacio de Loyola mira a Jesús crucificado, y considerando lo que Jesús hace por él: cómo de creador es venido a hacerse hombre y así a morir por sus pecados, se cuestiona, se pregunta: ¿qué hice, qué hago, qué debo hacer por Cristo?
La vida santa, en comunión con Dios es respuesta generosa al amor generoso de Dios que no rechaza a sus hijos, que no tiene vergüenza de ninguno, y se abaja para buscarnos ahí donde estamos, aunque estemos en la miseria moral y espiritual más espantosa, así como Jesús hizo a los leprosos.
El santo es también un pecador perdonado, que muy agradecido por el perdón de Dios, busca la manera de responder lo más generosamente posible a ese amor de Dios, a amar como él se siente amado por Dios.
San Ignacio de Loyola mira a Jesús crucificado, y considerando lo que Jesús hace por él: cómo de creador es venido a hacerse hombre y así a morir por sus pecados, se cuestiona, se pregunta: ¿qué hice, qué hago, qué debo hacer por Cristo?
La vida santa, en comunión con Dios es respuesta generosa al amor generoso de Dios que no rechaza a sus hijos, que no tiene vergüenza de ninguno, y se abaja para buscarnos ahí donde estamos, aunque estemos en la miseria moral y espiritual más espantosa, así como Jesús hizo a los leprosos.
Sin tener
asco de la lepra, se llega y lo toca para curarlo. Es capaz de ir al mismo
cementerio donde está Lázaro muerto, para resucitarlo.
Por eso, estemos como estemos, tenemos que dejarnos tocar el corazón por Jesús,que se llega hasta nosotros, buscando, como el Buen Pastor del Evangelio, que sale a buscar la oveja perdida sin importarle dónde está, y la carga sobre sus hombros.
Por eso, estemos como estemos, tenemos que dejarnos tocar el corazón por Jesús,que se llega hasta nosotros, buscando, como el Buen Pastor del Evangelio, que sale a buscar la oveja perdida sin importarle dónde está, y la carga sobre sus hombros.
P. Guillermo Ortiz SJ.
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