Hoy comenzamos un nuevo día y una nueva semana, y es bueno
recordar a nuestros seres queridos que han partido a la eternidad y que quizás
estén en el Purgatorio, sufriendo mucho.
Por eso hoy, y durante toda esta semana, pensemos más en
ellos, ofreciendo Rosarios y oraciones, sacrificios y buenas obras, para que
pronto puedan liberarse de esas tremendas llamas purificadoras, y lleguen a la
presencia adorable de Dios, desde donde intercederán por nosotros de manera
ardorosa, ayudándonos en el camino de la vida, para que un día nos reunamos a
ellos en el Cielo.
No estamos separados de nuestros seres queridos difuntos,
porque si están en el Cielo o en el Purgatorio, la Comunión de los Santos es una
preciosa realidad que hace que entre nosotros circule todo el bien que se hace
en la Iglesia.
Está bien que vayamos frecuentemente al cementerio para
recordarlos, y esto nos viene bien también a nosotros para meditar sobre la
muerte. Pero mucho mejor está el elevar oraciones por el descanso eterno de sus
almas.
Y cuando rezamos y hacemos celebrar Misas por nuestros seres
queridos difuntos, no sólo los aliviamos ahora, si están en el Purgatorio, sino
que Dios, que está fuera del tiempo, puede haber aplicado la Misa u oración que
hacemos hoy, para un momento pasado de la vida de esa persona. Por ello es muy
bueno hacer decir Misas y oraciones por nuestros Difuntos, aunque estemos
convencidos de que ya están gozando en el Paraíso, puesto que nuestros sufragios
de ahora quizás fueron tomados en cuenta por Dios y aplicados por Él a algún
momento en la vida de esas personas. Por ejemplo, Dios les puede haber evitado
algún accidente en vida, teniendo en cuenta que después de muerto, se ofrecería
una Misa por él.
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