Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

miércoles, 19 de marzo de 2014

SAN JOSÉ, NUESTRO PADRE EN LA FE




1. La fe no sólo es creer lo que no vemos, sino creer, a pesar de lo que vemos. También en este sentido, san José puede ser nuestro modelo y nuestro padre en la fe. Él veía a su prometida embarazada, pero creyó en su virginidad porque el ángel del Señor así se lo dijo. Nosotros vemos un mundo imperfecto y corrupto, pero creemos que este mundo ha sido creado por Dios y que todos nosotros, imperfectos y pecadores, también hemos sido creados por Dios. En este mundo tenemos que ver las huellas de Dios, aun cuando lo que vemos en este mundo en el que nos ha tocado vivir es imperfección y miseria física, psíquica y espiritual. Sí, viendo lo que vemos, hace falta mucha fe para seguir creyendo en un Dios Padre bueno, providente y bondadoso. Para creer, a pesar de lo que vemos, debemos encomendarnos hoy a san José, como a nuestro padre y nuestro modelo de una fe difícil, pero segura y confiada.

2. San José, patrono de la Iglesia. También la Iglesia Católica, nuestra Iglesia, tiene hoy motivos para encomendarse a san José. Nuestra Iglesia vive en el mundo de hoy rodeada de hostilidad e indiferencia, atacada con saña desde ángulos muy distintos. Muchos de los medios públicos de comunicación gozan mostrando preferentemente los rasgos y cualidades más criticables de nuestra Iglesia. Para que la gente pueda creer hoy en nuestra Iglesia, necesitamos los católicos un plus de santidad privada y pública, un limpiar valientemente el rostro externo y el alma interna de todos y cada uno de los que formamos el cuerpo místico de la Iglesia Católica. Esto no es nada fácil, es muy difícil de conseguir, pero, con el patrocinio de San José, lo conseguiremos. 

3. San José, patrono de los seminaristas. La gente sencilla ve a la Iglesia casi exclusivamente a través del rostro de los curas, obispos, cardenales y Papas. Los que mañana van a ser curas, hoy son seminaristas; de la educación y de la formación que tengan los seminaristas en el seminario dependerá en gran parte su vida como sacerdotes. Un san José pobre, humilde, trabajador incansable, siempre al servicio de los demás, animado por una fe grande en Dios y a prueba de dudas, puede y debe ser patrón y modelo de nuestros seminaristas. Pidamos hoy de una manera especial por nuestros seminaristas.

4. San José, patrono de los trabajadores. El trabajo, hoy día, es considerado por la mayoría de los trabajadores como una obligación que hay que cumplir para poder ganar un sueldo con el que vivir. El trabajo es considerado hoy una obligación, más que una devoción. Sin embargo, todos sabemos que el trabajo que más nos satisface y más beneficios personales nos produce es el trabajo que hacemos por devoción. Debemos intentar todos convertir nuestro trabajo en una devoción puesta al servicio de la familia y de la sociedad en general. El trabajo nos cuesta trabajo hacerlo, pero lo hacemos con gusto, pensando siempre el beneficio personal y social que obtenemos. San José trabajó con devoción, al servicio de Jesús y de María y lo hizo con sencillez, con humildad y con una gran fe en el Dios que le había llamado. La vocación de san José fue el trabajo sacrificado, ofrecido con devoción a las personas a las que Dios le había encomendado servir. Todos somos trabajadores de la viña del Señor; hagamos nuestro trabajo con devoción y con amor. Y pidamos hoy a san José que nos ayude a conseguirlo.

Gabriel González del Estal

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