Retirarnos a una iglesia para saborear el silencio y la presencia de Dios.
En un mundo que nos roba la serenidad son necesarios espacios
de tranquilidad y oasis de paz para valorar, reflexionar y
hacer una autocrítica sobre la vida que llevamos
El silencio es el único rumor que hace
Dios cuando pasa por el mundo. (Víctor Manuel
Arbeloa)
Escuchar la
Palabra del Señor.
Estamos
totalmente asediados y asaeteados por multitud de cuñas publicitarias y
verdades a medias que son grandes mentiras. El Señor, con su Palabra, nos
orienta para tomar la dirección adecuada sin alejarnos de Él.
Que nadie diga: "¿para qué voy a ir
a la iglesia? Mira los que van todos los días..., no practican lo que
oyen"... Sin embargo hacen algo: oír... Así algún
día podrán hacer las dos cosas: oír y practicar... Pero tú..., ¿cómo vas a
llegar a practicar si estás huyendo de escuchar? (San Agustín)
Salir al
encuentro de los demás.
El tren de las
prisas, con sus correspondientes vagones de estrés, nos hace individualistas y pasar de largo de ciertas situaciones de dolor que nos rodean. La
Cuaresma nos invita a abrir los ojos, el corazón (y los bolsillos si hace
falta) para que no olvidemos que la Fe exige compromiso.
La caridad es una letra de cambio a
largo plazo a favor del que la practica, aceptada por una firma de crédito ilimitado: Dios.
Amar y
trabajar por la Iglesia.
Hoy, tal vez,
no está de moda el decir “yo soy iglesia y la quiero”. Lo cierto es que, en los
períodos de dificultades, es donde de verdad salen a relucir y se manifiestan
los valientes y grandes en la fe.
¡La Iglesia de hoy no necesita
cristianos a tiempo parcial, sino cristianos de una pieza! (Juan Pablo II)
Retomar o,
incluso iniciar, el gusto por la oración.
El Papa Juan
Pablo II, en su mensaje con motivo de la cuaresma, nos invita a recorrer este
camino hacia la Semana Santa intensificando nuestra relación con Dios. El silencio, entre otras cosas, es el ruido que Dios hace cuando pasa cerca
de nosotros.
“Ora cuando te sientas solo, la oración
te traerá la compañía de Dios”
Guardar la
vigilia y el ayuno.
Cuando uno/a
“tiene un/a amante” es capaz de hacer cualquier cosa por él/ella. Cada viernes
de cuaresma, siendo sobrios y distintos en nuestra alimentación, recordamos que
Jesús sigue siendo importante en nuestras casas y….por ello mismo realizamos
este gesto.
Libremos al cuerpo de sus toxinas,
alimentémoslo correctamente y estará hecho el milagro
de la salud
(Dr. Arbuthnot Lan)
Eucaristía
diaria.
Zarandeados
por una constante y pertinaz secularización, los cristianos, necesitamos tomar
fuerza y vitalidad de esa gran fuente de energía que emerge en el altar. ¿Por
qué no hacer extraordinario cada atardecer o cada amanecer con nuestra
participación en la Eucaristía?
La Eucaristía, el auténtico pesebre
donde adorar a Jesús.
(Padre Raniero Cantalamessa OFMCap)
Promover
dentro de nuestras familias el apetito por Dios.
No hace falta ir lejos, ni mucho menos a otros continentes, para dar
razón de nuestra fe. ¿Cuánto hace que no hemos recordado a nuestros familiares
más directos su pertenencia a una iglesia que les dio a Jesús y que, como madre, les necesita?
La familia es el seno espiritual donde
se fomentan las creencias y las costumbres.
Dar gracias a
Dios por los valores que el Evangelio nos propone.
En medio del
relativismo moral que nos sacude, lejos de desertar, hemos de ser agradecidos
para con Dios porque nos hace diferentes a muchas personas que creen que en el
“todo vale” reside la felicidad.
Leer y hacer lo que dice el Evangelio ,
ayuda a aspirar a una libertad más grande. (J.Vallmajor)
Hablar bien y
con delicadeza.
No podemos
olvidar que se consigue más “con miel que con hiel”. La cuaresma es un buen
momento para corregir las blasfemias en nuestro lenguaje y las ofensas o el
juicio duro hacia los que nos
rodean
Suprimid y gritad contra Dios y se habrá
hecho la noche en el alma humana. (Lamartine)
P. Javier Leoz
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