Quince minutos con Jesús Misericordioso
Querido Jesús Misericordioso, hoy quiero pedirte especialmente por
las almas que están detenidas en ese lugar de expiación que es el Purgatorio,
pues quizás muchas de las que allí están, deben padecer por mis malos ejemplos o
los de mis seres queridos, y me siento obligado a reparar por haberlas
escandalizado y hecho pecar. Pero sé muy bien, Jesús, Rey de Misericordia, que
Tú, sabiendo cómo serían las cosas, has preparado todo de manera que yo ahora
pueda reparar el daño causado a las almas, y que con mi oración y sacrificios,
pueda aliviar a las Benditas Almas del Purgatorio, y así obtenga de ellas
innumerables favores y gracias de todas clases.
Señor, Tú eres Misericordioso al haber creado el Purgatorio, porque
permites que quien no esté del todo purificado y limpio para entrar al Cielo,
pueda purificarse en esas benditas llamas, y así se hagan almas dignas del
Paraíso.
¡Cuántas gracias me tienes preparadas si me dedico a ayudar a las
Benditas Almas, que Tú amas infinitamente, y que sufres por no poderlas
estrechar todavía a tu Corazón Misericordiosísimo! Yo quiero ayudarte, Jesús
mío, a que te reúnas con tus esposas amadísimas, las Benditas Almas del
Purgatorio, y así, por la alegría del encuentro para siempre, derramen ellas
sobre mí y los míos, ilimitados favores y gracias, dones y bienes de todo tipo,
porque si practico la misericordia con las Ánimas, entonces sé que ellas son muy
agradecidas y me devolverán el ciento por uno.
Gracias, Jesús, por darme la oportunidad de ayudar a estas almas que
están detenidas en esa prisión de fuego que es el Purgatorio, de sacarlas de
allí con mis ruegos y limosnas.
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