Al amanecer, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven la piedra apartada, su Cuerpo ha desaparecido. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven el sudario vacío, aplanado, sin el Cuerpo. Ahora entienden que Jesús es quien dijo ser, el Hijo de Dios, Dios mismo.
El desconsuelo que tenían el Viernes Santo se transforma en una alegría permanente que cambiará para siempre sus vidas, hasta el punto de llegar al martirio. Todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor.
Desde entonces, han pasado dos mil años, y Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Está vivo entre nosotros, y se ha quedado en la Eucaristía. Demos gracias a Dios.
Como Pedro y Juan, también nosotros tenemos que preocuparnos de que todos sepan que Jesús ha resucitado, que está vivo, que desea tratar con nosotros. Pidamos esta gracia.
El desconsuelo que tenían el Viernes Santo se transforma en una alegría permanente que cambiará para siempre sus vidas, hasta el punto de llegar al martirio. Todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor.
Desde entonces, han pasado dos mil años, y Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Está vivo entre nosotros, y se ha quedado en la Eucaristía. Demos gracias a Dios.
Como Pedro y Juan, también nosotros tenemos que preocuparnos de que todos sepan que Jesús ha resucitado, que está vivo, que desea tratar con nosotros. Pidamos esta gracia.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
¡Feliz pascua también para ti querida Magda.
ResponderEliminarDios os bendiga. Un abrazo.