Cuando estamos sobrecargados,
todo nos parece indiferente.
El sol puede estar brillando,
pero estamos tan tristes que no lo notamos.
Los pájaros cantan, pero tenemos los oídos llenos
con los gritos de nuestros corazones,
gritos de dolor, de tristeza y desfallecimiento.
Ponemos distancia entre nosotros y los demás,
mientras que nuestros problemas
absorben nuestro tiempo y atención.
Quizás estamos cargados por expectativas
no satisfechas, un trauma o una muerte repentina,
o simplemente por tener demasiadas
responsabilidades.
Otra posibilidad es que el pecado
esté causando abatimiento de corazón.
Pero, sea cual sea la causa, el resultado
es el mismo: un peso aplastante.
Lo único que varía es la cantidad del peso.
En medio de nuestra desolación,
viene la voz del Dios todopoderoso
invitándonos a acercarnos
y a encontrar descanso en Él.
"Así dijo Yahvéh: Paraos en los caminos,
y mirad, y preguntad por las sendas antiguas,
cuál sea el buen camino, y andad por él,
y hallaréis descanso para vuestra alma... (Jer.
6,16).
¡Levantemos la mirada
¡Levantemos la mirada
al Padre celestial ahora mismo!
Jesús ofrece el agua de vida;
tomemos tiempo para beberla,
hasta que nuestra alma esté
suficientemente fortalecida
para encontrar el camino.
Con la ayuda del Espíritu Santo,
demos un paso, y luego otro,
hacia esa senda que nos llevará a Jesús,
y Él nos dará la paz
que nuestro corazón necesita.
celebrandolavida.org
Es imprescindible llegar al fondo de nuestra miseria para ver lo necesitados de Dios que estamos....y una vez que El nos saca, abandonarse en el DIA a El y recibir todo como un regalo agradecido siempre....la pobreza de espiritu es la que limpia el Corazón y nos hace ver a Dios en todo y en todos, porque crece dentro de nosotros mismos!!
ResponderEliminar