En la
noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza que quise
sentir en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá, sin que logres
comprenderlo, a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte.
Para acompañarme en la humilde plegaria que elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te levantarás entre las once y las doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún modo la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, lo cual me llevó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo. Durante esa hora harás lo que te diga.
Revelaciones del Sagrado Corazón a Santa M.M. de Alacoque
Para acompañarme en la humilde plegaria que elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te levantarás entre las once y las doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún modo la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, lo cual me llevó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo. Durante esa hora harás lo que te diga.
Revelaciones del Sagrado Corazón a Santa M.M. de Alacoque
del muro de Alejandro María
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