Por la señal...
ACTO DE CONTRICIÓN
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo
mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y
glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y
en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en
ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo
sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y
pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el
perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo
firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de
las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en
todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura
alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su
poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser
para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial
Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina
Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me
alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida,
la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis
aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su
mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me
valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos
los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis
voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:
(rezar tres
avemarías)
DÍA SÉPTIMO
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María
Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que
devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse
de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio,
acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros.
Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta
vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre
la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando
siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así,
Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:
Dios te Salve, Reina
y Madre de misericordia...
ORACIÓN FINAL
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción
se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario,
que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los
estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh
hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante
tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección.
Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre,
el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre,
así como las de mi nación y las de todo el mundo,
las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira
con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes
y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos
infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos
se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte
ahora y por toda la eternidad. Así sea.
Textos, invocaciones y oraciones se encuentran aquí
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