Que se alegren con nosotros los cielos y la tierra, que nuestro interior deje de temer y aprenda a confiar, que aun en medio del cansancio sepamos reconocer que Tú estás presente y que Tu creación entera canta Tu gloria.
Vienes, Señor, a gobernar el orbe con justicia y rectitud; reina también en nuestro corazón, ordena nuestros pensamientos, endereza nuestros caminos y enséñanos a vivir según Tu verdad.
Que este día esté marcado por la confianza, la esperanza y la obediencia filial, y que todo lo que hagamos sea, precisamente, un signo de Tu amor.
FE y más FE.

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