Señor Jesús,
que has nacido en Belén como
un niño pequeño y frágil,
¡qué alegría tan grande llena mi corazón
al despertar en este día santo!
Gracias porque has venido al mundo para
traernos luz, paz y amor verdadero.
Gracias por María y José, que te
acogieron con tanto cariño, y por los
pastores y los ángeles que cantaron tu
llegada con gozo inmenso.
Hoy quiero comenzar este día sonriendo,
como quien ha recibido el regalo más
hermoso de todos: ¡Tú mismo!
Ilumina mis pasos, Señor, para que lleve
tu alegría a los que encuentre: una
palabra amable, una mirada tierna, un
gesto de bondad. Haz que mi corazón
sea hoy un pesebre calentito, donde Tú
puedas descansar y crecer.
Que este día sea todo tuyo, y que yo viva
cada momento cantando en silencio:
“¡Gloria a Dios en el cielo, y paz en la
tierra a los hombres que ama el Señor!”
Amén Aleluya!
Que este día esté lleno de abrazos, risas
y la dulce presencia del Niño Dios
en tu corazón.
¡Feliz y Bendecido Día de Viernes!
Fuente:Louisa.gcia

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