Señor, Rey de la gloria,
al comenzar este nuevo día reconocemos que todo te pertenece:
la tierra, cuanto hay en ella y nuestras propias vidas.
Tú has fundado el mundo con sabiduría
y nada existe fuera de Tu soberanía y de Tu amor.
Hoy deseamos subir a Tu monte santo
y permanecer en Tu presencia.
Purifica nuestro corazón y nuestras manos,
límpianos de toda falsedad y de todo egoísmo,
para caminar en la verdad que nace de Ti.
Concédenos un corazón limpio y sincero,
capaz de buscarte sin doblez
y de obrar con justicia en cada decisión.
Que nuestras palabras sean rectas
y nuestras obras reflejen Tu luz.
Tú eres nuestra bendición y nuestro Salvador.
Haz justicia en nuestra vida según Tu misericordia
y guíanos por sendas de bien.
Que todo lo que hagamos hoy sea un signo de Tu amor.
Que Tu nombre sea bendito en nuestra vida
y que Tu gloria se manifieste en lo sencillo,
en lo cotidiano y en lo que aún no comprendemos,
como un signo de Tu amor.
Amén.
FE y más FE.

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