en esta tercera semana de Adviento acudimos a ti
con el corazón abierto y confiado.
Tú que creíste en la promesa del Señor
y esperaste con fe alegre el cumplimiento de su Palabra,
enséñanos a vivir esta espera
con confianza, paz y verdadera alegría.
Madre del Salvador,
ayúdanos a reconocer que nuestra esperanza
no defrauda, porque nace de Dios
y se sostiene en su fidelidad.
Acompáñanos en este camino hacia la Navidad,
purifica nuestro corazón, fortalece nuestra fe
y prepáranos para acoger a Jesús
que viene a habitar entre nosotros.
Madre de la esperanza,
ruega por nosotros
y condúcenos siempre hacia tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
María Santísima, la Inmaculada Concepción y siempre Virgen, ruega por nosotros.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma