En esta fiesta entrañable de la Epifanía del Señor, no nos quedemos sólo en la magia o en la ilusión, sino más bien profundicemos en el misterio de la revelación de Dios hecho hombre:
“Los Reyes Magos en la carne adoran al Verbo; en la infancia, a la Sabiduría; en la debilidad, a la Omnipotencia; en la realidad de un hombre, al Señor de la majestad.
Y para manifestar exteriormente el misterio que ellos creen y entienden, atestiguan por los dones lo que ellos creen en su corazón:
A Dios le ofrecen incienso; al hombre, mirra, y al rey oro, sabiendo que honran en la unidad las naturalezas divina y humana…”
P. Alfredo Sáenz s.j.
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