Nuestro Dios es un Dios crucificado que nos da muchas cruces y nos dice: “Yo también cargué la mía y morí en ella”.
La cruz es el sufrimiento concreto que tenemos en nuestra vida; que nos humilla, que no podemos quitar y no hemos elegido.
Tenemos que descubrir que solos no podemos, pero que Él está con nosotros.
Y que Dios agradece las cosas buenas de nosotros, pero Él quiere nuestro barro, nuestras miserias.
Dios existe y nos quiere.
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