Se cuenta que Santa Teresa de Jesús, subiendo un día por estas escaleras del Convento de la Encarnación, se tropezó con un Niño. Sorprendida por ver un niño dentro de la clausura del convento, se dirigió a él preguntándole:
- ¿Y tú quién eres?
El niño le replicó a su vez con otra pregunta:
-¿Y quién eres tú?
La madre respondió:
-Yo, Teresa de Jesús.
Y el niño sonriente le repuso:
-Pués yo soy, Jesús de Teresa.
Oh Señor, te pido que jamas te niegue y que nunca me avergüence de decir que soy de Jesús y que a ejemplo de Santa Teresa, te encuentre presente en las escaleras de mi vida. Amén
(Tomado de: Enseñanzas Católicas)
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