Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la Santísima Voluntad de Tu Padre, en todas las cosas siempre y en todo lugar. Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor... Compasivísmo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mi misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la Santísima Voluntad de Tu Padre...”
(Diario, 1265).
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