Encended vos, ¡oh Señor! el fuego
de la divina caridad en nuestros corazones
y haced que arda de tal manera,
que a todos nos santifique,
para que nos empeñemos en socorrer
y librar a nuestros hermanos difuntos,
de los insufribles ardores del Purgatorio.
El fuego que para ellos se apaga,
se apaga también para nosotros;
la piedad que usamos con ellas
la encontraremos más abundante para nosotros,
y purificados en las llamas de vuestro santo
amor en esta vida, llegaremos más felizmente
a su soberana fuente en la otra,
cuanto con más generosa mano derramemos
al presente sus afecto en el Purgatorio.
(Almas del Purgatorio, Fray Jose Mach)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma