Hemos celebramos la Fiesta de la Presentación del Señor. Es una fiesta de alegría por la esperanza que este niño trae a la gente. Aquí está el futuro, aquí está la salvación: Dios ha guardado su promesa de vida y de perdón. Pero hay también tristeza en esta fiesta: El niño causará dolor a su madre y él será rechazado por algunos de su misma gente, aunque viene para ser luz para todos.
Roguemos para que el Señor encienda nuestros corazones con un fuego santo para seguir a Jesús, nuestra Luz.
Oh Dios, Padre nuestro:
Tú eres la luz verdadera.
Cuando tú hablas,
la oscuridad da paso a la luz del día,
el mundo refleja tu resplandor,
y podemos vivir en la luz de tu amor.
Date a conocer a nosotros
mientras portamos en nuestras manos estas candelas,
y haz nuestros rostros resplandecientes con tu gloria.
Haznos hijos de la luz,
líbranos de la oscuridad del pecado
y llévanos a tu luz eterna
por medio de aquel que es
nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida
y la luz del mundo, Jesucristo, nuestro Señor.
(Liturgia, Ciudad Redonda)
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