HOY EL RETO DEL AMOR ES COMER UNA FRUTA
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¿Sabías que las frutas no han sido siempre como las conocemos?
Yo me imaginaba a los hombres prehistóricos haciendo una fiesta cada vez que se topaban con una sandía, pues ya tenían postre para toda la tribu... pero resulta que no. Si se topaban con una sandía, igual ni la veían. Resulta que, frente a los 25 cm de diámetro y 15 kg que pueden llegar a alcanzar nuestras sandías, las de nuestros antepasados medían... 5 cm. Vamos, que no te llegaba ni para el aperitivo.
Pero alguien decidió creer en esa “baya”, chiquitaja y llena de pepitas, y la plantó. De cada cosecha fue seleccionando los frutos más grandes, con pepitas más pequeñas... y, tras “solo” 5.000 años de selección, ¡tachán!, tenemos una obra de arte. ¡Y así con todas las frutas!
¡¡Es increíble lo que puede lograr el saber esperar!! Y creo que eso lo que le sucede a Cristo con cada uno de nosotros.
Quizá hoy te sientes como un fruto pequeño, lleno de pepitas... pero Él te ve en perspectiva, ¡sin prisa!, y sabe que, con tiempo, ¡puedes llegar a tener un corazón enorme, capaz de amar y ser alimento para los demás!
Las frutas no lograron su objetivo en la primera plantación, ¡ni siquiera en los 1.000 primeros años! Fue la paciencia de generaciones de agricultores, que, cada año, seleccionaban lo mejor... y lo volvían a plantar, confiando en que aún se podía llegar más lejos.
Y Cristo, cada mañana, renueva ese compromiso contigo. Vuelve a apostar por ti. Tal vez ayer te llenaste de pepitas, o quizá hoy amaneces “pequeño” y sin mucho que ofrecer... pero Él sigue creyendo en ti. Sabe que puedes dar un paso más. La clave está en, como las frutas, no tirar la toalla. Creer en el que cree en ti, en tu Agricultor. ¡Él te ofrece hoy una nueva oportunidad de amar! Podemos fallar, pero no rendirnos: Cristo nos ofrece mil oportunidades... y nunca se cansa.
Hoy el reto del amor es comer una fruta. Vale, una sandía no es plan, de acuerdo... pero, ¿qué tal una manzana, que necesitó 10.000 años para convertirse en el fruto que conoces hoy? ¿Y qué decir de los 7.000 años del plátano? Tienes en tus manos una prueba del arte de saber esperar. ¡El Señor está deseando hacer grandes obras en tu vida! A Él le gusta ir poco a poco, con calma, ¡sin rendirse! Y, si encuentras a alguien “chiquitajo y lleno de pepitas”, respóndele con una sonrisa: el Señor te cambia lentamente, ¡y lentamente cambia también a los demás! Como tu Agricultor, pon amor... y paciencia ;) ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma