En un mundo
secularizado y decadente, si la Iglesia se deja arrastrar por las sirenas
materialistas, mediáticas y relativistas, se arriesga a hacer inútil la muerte
de Cristo en la Cruz por la salvación de las almas. La misión de la Iglesia no
es dar solución a todos los problemas sociales del mundo: debe repetir
incansablemente las primeras palabras de Jesús al comienzo de su ministerio
público en Galilea: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está al
llegar; convertíos y creed en el Evangelio»
Del libro"LA FUERZA DEL SILENCIO", CARDENAL SARAH
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