Señor de mi
vida, quiero grabar en mi mente y en mi corazón todas esas palabras de amor que
me dices y meditarlas profundamente en el corazón.
Desde que me
despierto, quiero mantener vivo en mis pensamientos esa esperanza que Tú me
prometes: "quien confía en Ti no quedará defraudado".
En tus
Palabras, encuentro consuelo, sabiduría y fortaleza para protegerme, con los
cuales no daré lugar al miedo y a las distintas formas del mal.
Quiero vivir
y responsabilizarme como adulto, pero confiar y disfrutar siempre con la
sencillez y ternura de un niño por quienes Tú tienes predilección
Debo
mantener el alma humilde para sentirte en cada una de las cosas que vivo y que
mis acciones y palabras puedan ser siempre de tu agrado.
Los que te
seguimos, debemos ser mansos y humildes, es por ello que te pido que ayudes a
confiar como lo hace un niño, desde su pequeñez.
Ayúdame a
entregarme a la vida con la misma dulzura con la que se entrega un niño en los
brazos de su padre.
Sé que, con
tu bendición y la asistencia de tus santos ángeles custodios, me sentiré seguro
de alcanzar la perfección de la sencillez interior.
Amén
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