Dichosos los que saben
reírse de sí mismos,
porque no terminarán
nunca de divertirse.
Dichosos los que saben
descansar y dormir
sin buscarse excusas:
llegarán a ser sabios.
Dichosos los que saben
escuchar y callar:
aprenderán cosas
nuevas.
Dichosos los que son
suficientemente inteligentes
como para no tomarse
en serio:
serán apreciados por
sus vecinos.
Dichosos los que están
atentos a las exigencias
de los demás, sin
sentirse indispensables:
serán dispensadores de
alegría.
Dichosos ustedes
cuando sepan mirar seriamente
a las cosas pequeñas y
tranquilamente a las cosas
importantes: llegarán
lejos en la vida.
Dichosos ustedes
cuando sepan apreciar una sonrisa
y olvidar un desaire:
vuestro camino estará lleno de sol.
Dichosos ustedes
cuando sepan interpretar con benevolencia
las actitudes de los
demás, aún contra las apariencias:
serán tomados por
ingenuos, pero éste es el precio de la caridad.
Dichosos los que
piensan antes de actuar y rezan
antes de pensar:
evitarán muchas necedades.
Dichosos ustedes sobre
todo cuando sepan reconocer
al Señor en todos los
que encuentran: habrán encontrado
la verdadera luz y la
verdadera sabiduría."
Amigos, traten de
memorizarlas, pero sobre todo vivenciarlas,
pues son un auténtico
secreto de felicidad.
En efecto los ayudará
a no enfermarse de importancia,
a no tomarse demasiado
en serio, en palabras de Juan XXIII;
y, en cambio, a tomar
en serio su vida, su misión, el mundo...
Entonces podrán reírse
de sí mismos, buenamente y
¡Ser dichosos!"
P. Benito
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