En el Brasil un grupo de científicos
visitó a una tribu indígena, en la selva.
Dialogaron con los indios sobre
distintos temas y así hablaron sobre Dios:
- ¿Le rezan ustedes a Dios?
- Por supuesto que le rezamos a Dios.
- ¿Y qué le piden?
- Qué le vamos a pedir si Dios nos da todo.
- Entonces, ¿para qué le rezan a Dios?
- Le rezamos a Dios para darle gracias por lo mucho que nos da cada día.
¿Hago yo lo mismo todos los días?
- ¿Le rezan ustedes a Dios?
- Por supuesto que le rezamos a Dios.
- ¿Y qué le piden?
- Qué le vamos a pedir si Dios nos da todo.
- Entonces, ¿para qué le rezan a Dios?
- Le rezamos a Dios para darle gracias por lo mucho que nos da cada día.
¿Hago yo lo mismo todos los días?
¿Doy gracias sin cesar por tantos
beneficios?
Ojalá esté afiliado al club de los
agradecidos y no al club de los ingratos.
Ojalá el cálido aroma de la gratitud me acompañe siempre y sea consciente de que en la balanza de la vida el bien pesa mucho más que el mal.
Si el fardo de la aflicción amenaza con doblegarnos, debemos apreciar lo positivo y orar con un sentido reconocimiento y una perfecta alabanza.
Siempre he admirado a Roberto Carlos quien se olvida de la prótesis que lleva y canta jubiloso:
Ojalá el cálido aroma de la gratitud me acompañe siempre y sea consciente de que en la balanza de la vida el bien pesa mucho más que el mal.
Si el fardo de la aflicción amenaza con doblegarnos, debemos apreciar lo positivo y orar con un sentido reconocimiento y una perfecta alabanza.
Siempre he admirado a Roberto Carlos quien se olvida de la prótesis que lleva y canta jubiloso:
Por eso digo, te agradezco, Señor, un
día más...te agradezco Señor, nuevamente agradezco Señor.
La gratitud es una puerta abierta al optimismo. Nada mejor que dar gracias sin cesar.
Es la mejor plegaria.
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