Humbertus de Romanis, director general de los monjes predicadores (dominicanos) da tres razones para dedicarle el día sábado a la Virgen María:
1- Si el sábado está entre el viernes doloroso y el domingo feliz, no se puede ir de la pena a la gloria sin pasar por él. Así también María está situada entre nosotros y Cristo glorioso. Hay, entonces, una conciencia de la función mediadora de María. Humbertus dice: “nec de poenis hujus mundi ad gaudia coeli potest aliquis transige, nisi per ipsam Mediatricem mundi.”
2 - El sábado Cristo languidecía en el sepulcro y los apóstoles, incrédulos y desanimados, se esconden de los judíos (Juan 20, 19), mientras la fe de la Iglesia se concentra, enteramente en María, por eso cada sábado recordamos a la Virgen que cree y espera la resurrección de su Hijo.
3- La Madre de Jesús misma ha mostrado su preferencia por ese día, en la iglesia de Blacherne en Constantinopla, cada viernes en la tarde, sin ninguna intervención humana, se alzaba el vuelo que cubría el icono de la Theotokos (la Madre de Dios) y suspendido en el aire se dejaba ver por los fieles hasta la hora 9 del día sábado y de la misma manera sin participación de mano humana el icono se cubría y volvía a su lugar habitual. Humbertus nos recuerda este milagro aun cuando Occidente y Oriente estén separados.
1- Si el sábado está entre el viernes doloroso y el domingo feliz, no se puede ir de la pena a la gloria sin pasar por él. Así también María está situada entre nosotros y Cristo glorioso. Hay, entonces, una conciencia de la función mediadora de María. Humbertus dice: “nec de poenis hujus mundi ad gaudia coeli potest aliquis transige, nisi per ipsam Mediatricem mundi.”
2 - El sábado Cristo languidecía en el sepulcro y los apóstoles, incrédulos y desanimados, se esconden de los judíos (Juan 20, 19), mientras la fe de la Iglesia se concentra, enteramente en María, por eso cada sábado recordamos a la Virgen que cree y espera la resurrección de su Hijo.
3- La Madre de Jesús misma ha mostrado su preferencia por ese día, en la iglesia de Blacherne en Constantinopla, cada viernes en la tarde, sin ninguna intervención humana, se alzaba el vuelo que cubría el icono de la Theotokos (la Madre de Dios) y suspendido en el aire se dejaba ver por los fieles hasta la hora 9 del día sábado y de la misma manera sin participación de mano humana el icono se cubría y volvía a su lugar habitual. Humbertus nos recuerda este milagro aun cuando Occidente y Oriente estén separados.
Ignazio CALABUIG,
El culto de Maria en occidente,
En el Pontificio Instituto Litúrgico san Anselmo.
Ciencia Litúrgica, bajo la dirección de A. J. CHUPUNGCO, vol V, Piemme 1998. pp. 342
Fuente: mariedenazareth.com
Un Minuto con María
Pues me viene tu entrada a iluminar el Puente del viernes al Domingo...lo necesitaba para dejar actuar la Gracia que Hoy tiene pensada para mi mi Padre celeste y Todopoderoso.Gracias Magda.
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