(Inspirada en el salmo 85)
Señor mío y Dios mío,
al despertar elevo mi alma hacia Ti,
porque sólo en Tu bondad encuentro descanso y alegría.
“Tú eres bueno y clemente”,
y Tu amor no se agota ni en mis flaquezas ni en mis silencios.
Hoy quiero caminar confiando en Tu mirada,
sabiendo que cada paso está sostenido por Tu misericordia.
“Escucha mi oración, Señor,”
y responde con la ternura de quien conoce el corazón de su hijo.
Dame serenidad en las pruebas,
y un espíritu alegre para servirte con amor.
“Que todo este día sea testimonio de Tu fidelidad,”
que mis palabras lleven consuelo,
y mis acciones irradien Tu paz.
“Tú, Señor, eres bueno y clemente,”
y por eso me levanto con esperanza.
A Ti la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.

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