En su oración en el Templo,
Exponía el bien que había realizado
Ante tus ojos que todo ven.
El alma insensata se enorgullecía
Comparándose al lejano género humano
Y a su cercano Publicano,
Que al mismo tiempo rezaba.
No sólo no obtuvo lo que pedía
Con su habla grandilocuente,
Sino que además sus obras de justicia,
Las perdió por su vanidoso discurso.
Entonces, ¿qué haré con mi alma
Que ama tanto el vicio,
Negligente para las buenas acciones,
Activa para guardar las malas?
No realicé las buenas acciones
De lasque se jactaba el Fariseo,
Y soy bien superior a él
En el vicio de la vanidad y el orgullo.
Concédeme la voz del Publicano
Sana a mi alma, jefe de Publicanos,
Para que clame con sus mismas palabras:
“Dios mío, perdona mis pecados”.
Justifícame con él,
Cómo lo has hecho por él, con una palabra,
Humilla mi espíritu en lo profundo,
Para que sea exaltado por tu gracia.
San Nersés Shnorhalí (1102-1173)
patriarca armenioJesús, Hijo Único del Padre, IIº (SC 203. Jésus Fils Unique du Père, Cerf, 1973), trad. sc©evangelizo.org

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